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06 Jul

RELACIÓN ADICCIÓN Y DEPRESIÓN.

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Es frecuente en las personas que consumen algún tipo de sustancia o realizan una conducta compulsiva, la presencia de síntomas relacionados con depresión, bajo estado de ánimo o sufrimiento emocional.

Al inicio, el consumo de sustancias o la realización de la conducta adictiva genera bienestar, permite que el individuo se evada de emociones negativas, de conflictos, incrementa su seguridad, etc. Sin embargo, pasado un tiempo, las emociones negativas comienzan a aparecer y el adicto empieza a experimentar emociones como tristeza, culpa, vergüenza, entre otras. De esta forma, es habitual que encontremos algún tipo de relación entre depresión y adicciones.

Aspectos neurobiológicos de la adicción

El consumo de sustancias o la emisión de una conducta compulsiva genera una liberación masiva de dopamina en el Núcleo Accumbens, que es uno de los principales elementos del sistema de recompensa.

La dopamina es un neurotransmisor del cerebro, implicado en la regulación emocional, en la motivación del individuo o en la sensación de bienestar y placer. Su liberación en el sistema de recompensa se produce cuando de manera natural hacemos algo que nos gusta, haciendo que la persona experimente sensaciones placenteras y motiva al individuo a repetir estos comportamientos. La persona que ha consumido la droga tenderá a repetir la conducta buscando esa sensación de placer.

¿Qué relación existe a nivel cerebral entre depresión y adicciones?

Con el consumo repetido de una sustancia o la realización de una conducta de manera compulsiva, el cerebro se altera estructural y funcionalmente. La liberación excesiva de dopamina al realizar la conducta adictiva o durante el consumo, genera un mal funcionamiento del sistema dopaminérgico; el adicto libera menores niveles de dopamina con otros reforzadores naturales de su vida diaria.

Estas alteraciones dopaminérgicas dan lugar a dos consecuencias, por un lado, el individuo sentirá una motivación constante por realizar la conducta compulsiva o por consumir para sentir bienestar, y, por otro lado, tendrá dificultades para sentirse bien en su vida cotidiana con otros estímulos que antes le generaban satisfacción y placer. Esto último, puede ir acompañado de emociones negativas como apatía, tristeza, culpabilidad, malestar o sufrimiento emocional.

Llegados a este punto, el individuo tendrá dificultad para disfrutar y sentir placer con cosas que antes sí lo hacían (comida, relaciones sexuales, relaciones interpersonales, actividades de ocio, etc.) e incluso el consumo o la emisión de la conducta adictiva puede llegar a convertirse en una obligación.

Además, el efecto de la tolerancia (mayor cantidad de la sustancia o mayor intensidad de la conducta adictiva para obtener los efectos iniciales) hará que el adicto tenga cada vez mayores consecuencias negativas en su entorno y, sin embargo, la pérdida de control le impedirá parar el consumo. Dicha pérdida de control a pesar de las consecuencias negativas dará lugar a sufrimiento, malestar, sentimientos de culpabilidad, apatía, es decir, síntomas depresivos.

Relación entre adicción y depresión

Como se ha expuesto previamente, a nivel cerebral se evidencia relación debido al desajuste neuroquímico producido por el consumo. Sin embargo, es frecuente, la presencia de patología dual; adicción y otro trastorno, en este caso depresión.

En esta relación entre depresión y adicciones, algunas veces lo primero que aparece es el trastorno del estado de ánimo; y en otras la adicción.

Existen casos en los que la persona presenta un trastorno del estado de ánimo inicialmente, y utiliza el consumo de sustancias / emisión de una conducta adictiva con el objetivo de paliar / mejorar los síntomas propios del trastorno depresivo (apatía, anhedonia, dificultad para tomar decisiones, evasión de emocionalidad negativa, etc.).

Sin embargo, existen otros casos en los que la adicción estaba previamente. Por regla general, al principio el consumo o la emisión de la conducta compulsiva produce bienestar, satisfacción y diversos aspectos positivos. Además, el consumo o la realización de la conducta adictiva es una forma de manejar aquellos aspectos de su vida en los que tienen dificultades y permite evadirse de las emociones desagradables. En estadios más avanzados de la adicción el consumo o la emisión de la conducta adictiva es una forma de aliviar el dolor ante la desesperación del propio consumo o la imposibilidad de parar la compulsión.

No se sentirá bien con casi nada y, si deja de consumir drogas, se sentirá mucho peor pudiendo aparecer la depresión.

Los síntomas depresivos aparecen cuando el adicto es consciente de las repercusiones ocasionadas en su vida por su consumo, así como por la afectación funcional y estructural del sistema dopaminérgico (tristeza, apatía, desmotivación, sentimientos de culpa, sentimientos de vergüenza, etc.).


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