EXCESO DE CONFIANZA.UNA TRAMPA PELIGROSA PARA UN ADICTO.
El exceso de confianza en una persona que lucha contra una adicción puede convertirse en uno de los obstáculos más serios para su recuperación. Muchas veces, después de un período de abstinencia o pequeños logros en su proceso, el adicto comienza a subestimar la magnitud de su problema. Esta actitud, aparentemente positiva, puede llevarlo a decisiones arriesgadas, recaídas y un retroceso importante en su camino hacia la sobriedad.
El proceso de recuperación de una adicción no es lineal. Es común que los adictos experimenten momentos de euforia al sentir que han recuperado el control de su vida. Esa sensación, aunque motivadora, puede generar una percepción distorsionada de su verdadero estado emocional y psicológico. El pensamiento de “ya lo tengo bajo control” o “puedo manejarlo solo” suele ser una señal de alerta, porque muchas veces está impulsado más por el ego que por una verdadera estabilidad emocional o conductual.
El exceso de confianza puede hacer que el adicto deje de seguir los lineamientos del tratamiento, abandone terapias, minimice los riesgos o incluso se exponga innecesariamente a situaciones de tentación. También puede causar conflictos con su red de apoyo, como familiares o terapeutas, al creer que ya no necesita ayuda. Este tipo de actitud no solo pone en riesgo su recuperación, sino que también puede generar una falsa imagen de progreso, que oculta vulnerabilidades no resueltas.
Otro problema del exceso de confianza es la falta de autoconciencia. Cuando el adicto se convence de que está bien, deja de hacer el trabajo interno necesario: no analiza sus emociones, no identifica detonantes, y olvida que la adicción es una enfermedad crónica que requiere vigilancia constante. En algunos casos, esta actitud lo lleva a intentar volver a consumir “de forma controlada”, creyendo que ya no corre peligro. Generalmente, este intento termina en una recaída más fuerte, acompañado de culpa, frustración y pérdida de motivación.
Por eso, es fundamental que el adicto aprenda a reconocer que la confianza debe ir acompañada de humildad. Sentirse mejor no significa estar completamente recuperado. La clave está en mantener una actitud vigilante, en aceptar que la recuperación es un proceso a largo plazo, y en comprender que pedir ayuda no es señal de debilidad, sino de sabiduría.
El entorno del adicto también juega un rol importante. Familiares, amigos y profesionales deben estar atentos a signos de exceso de confianza y fomentar una comunicación abierta, sin juzgar pero sin condescendencia. Es preferible hablar de estas actitudes a tiempo, antes de que deriven en comportamientos autodestructivos.
En resumen, el exceso de confianza en una persona con adicción puede ser tan peligroso como la sustancia misma. Reconocer sus límites, mantenerse comprometido con el proceso y rodearse de apoyo real son elementos clave para una recuperación duradera. La fortaleza no está en pensar que ya no se necesita ayuda, sino en aceptar que seguir adelante requiere esfuerzo, disciplina y humildad constante.
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